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Apoyando la recuperación de la funcionalidad ecológica, para mejorar el bienestar de las poblaciones locales a través de la restauración ecológica

Por Jorge Watanabe, CIMA Cordillera Azul

En el marco de la Iniciativa de Restauración de los Ecosistemas Forestales (FERI),  implementada por la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Perú logró distinguirse entre los diversos proyectos presentados por muchos países a nivel mundial, con la selección y financiamiento del proyecto “Estrategias escalables de Restauración Ecológica del Paisaje: modelos en San Martín, Perú, Zona de Amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul” (Proyecto Restauración Cordillera Azul); el cual viene siendo implementado desde el 01 de diciembre del 2017 por el Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales – Cordillera Azul (CIMA- Cordillera Azul), el centro poblado de Lejía y el caserío de San Juan.

Este proyecto al aplicar las orientaciones contenidas en el apéndice I de la decisión XIII/5 de la Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica, logra objetivos y componentes claros acerca de la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, como  la restauración de especies, uso de especies nativas, promoción de la conectividad a través del paisaje, y enfoques intersectoriales; permitiendo su vínculo con los compromisos nacionales e internacionales relacionados con restauración, tales como los de la Estrategia y Plan de Acción Nacional para la Diversidad Biológica al 2021, las Contribuciones Nacionalmente Determinadas bajo el Acuerdo de Paris, el Desafío de Bonn, la Iniciativa 20×20, y el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y sus Metas de Aichi para la Biodiversidad, especialmente las Metas 5, 14 y 15.

El objetivo de esta propuesta es establecer junto a los principales actores locales, sitios demostrativos de restauración ecológica a partir de los cuales se logre restablecer la funcionalidad y conectividad del paisaje, recuperando la diversidad biológica y cobertura boscosa, a partir de la identificación de espacios degradados y parches de bosques en las localidades de intervención de los distritos de Shamboyacu y Tres Unidos, ubicados en la parte noroeste de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul (PNCAZ). Con ello, lograríamos asegurar la provisión de bienes y servicios ambientales, que estos ecosistemas conservados aportan como beneficios indispensables para generar mejores condiciones ambientales locales, así como, el desarrollo y la sostenibilidad de las actividades económicas y sociales de la población.

Mapa 1: Ubicación de las localidades de intervención del Proyecto Restauración Cordillera Azul (CIMA, 2017)

En la identificación de las áreas a intervenir, se consideró el trabajo realizado por CIMA – Cordillera Azul desde el 2004 cuando se empezó a trabajar con las comunidades en procesos participativos de zonificación, como parte del modelo de intervención denominado “Fortalecimiento de Capacidades Locales para la Conservación – FOCAL”. Adicionalmente los resultados del estudio realizado en la parte noroeste de la zona de amortiguamiento del PNCAZ, el cual utilizando tres criterios de conservación, áreas de densidad de carbono por encima del suelo, conectividad forestal y la probabilidad de deforestación, estos encuentran puntos en común. El resultado fue la identificación y priorización de áreas a nivel del paisaje, ubicándose dos de ellas dentro de los distritos de Shamboyacu (centro poblado de Lejía) y Tres Unidos (caserío de San Juan), facilitando las áreas donde incidir.

Mapa 2: Áreas prioritarias con riesgo de deforestación, conectividad y carbono, ubicadas en la parte noroeste de la zona amortiguamiento del PNCAZ (Tasker, 2016)

 

Para generar las condiciones de sostenibilidad de este proceso de restauración, valor en los ecosistemas e interés entre los diversos actores, especialmente en la población local, para que los ecosistemas restaurados puedan ofrecerles múltiples beneficios; una de las estrategias que desarrollamos, es el fomento y fortalecimiento de la gobernanza, permitiendo un trabajo activo entre las autoridades y pobladores locales, y otros actores claves (formuladores de política, tomadores de decisión de diversos sectores e instructores académicos), que inciden en la orientación y gestión del paisaje de intervención; permitiendo así, seguir con nuestros objetivos claros, indicadores de impacto realistas y estrategias diseñadas e implementadas de manera colectiva y adaptadas a la condiciones locales. Ejemplo de ello, es la sinergia entre el caserío de San Juan, el centro poblado de Lejía, CIMA – Cordillera Azul, la Universidad Nacional Agraria de La Selva (UNAS), la Autoridad Regional Ambiental de San Martín, las Municipalidades Distritales de Tres Unidos y Shamboyacu, la Dirección Regional de Agricultura de San Martín, la Autoridad Local del Agua – Tarapoto, entre otras.

Foto 1: Orientación multisectorial para la gestión de amenazas en las áreas prioritarias identificadas como oportunidades de restauración en el caserío de San Juan (J. Watanabe, 2018)

 

Del mismo modo, para promover la sosteniblidad y escalabilidad, se viene formando un grupo de capacitadores especializados en el diseño e implementación de estrategias y técnicas de restauración, a través de escuelas de campo, destacando los pobladores locales de Lejía y San Juan, guardaparques del PNCAZ, profesores y estudiantes de la UNAS, funcionarias y funcionarios de los gobiernos locales y técnicos de campo de CIMA – Cordillera Azul. Además, de cada una de las escuelas de campo se obtienen módulos de aprendizaje que facilitarán la enseñanza académica de los estudiantes de la Facultad de Recursos Naturales Renovables de la UNAS. Otra modalidad de promoción para la sostenibilidad de las actividades, es a través de la Autoridad Regional Ambiental del Gobierno Regional de San Martín, quien incorporará los modelos de restauración en sus futuros programas regionales de restauración, siendo una opción relevante dentro de los ejes estratégicos que aportan a los objetivos regionales de desarrollo inclusivo.

Foto 2: Actores locales y multisectoriales durante la escuela de campo de oportunidades de restauración en el caserío de San Juan (J. Watanabe, 2018)

 

Otro aspecto que asumimos en este proceso de restauración, es el enfoque de paisaje, identificando oportunidades prioritarias de restauración en un mosaico de usos interdependientes en los territorios de Lejía y San Juan, tales como, áreas boscosas de protección comunitaria, purmas en regeneración, shapumbales y parcelas agrícolas abandonadas, que junto a los parches de bosques contiguos y el establecimiento de franjas de enriquecimiento en las quebradas, caminos y chacras, beneficiará la conectividad en el paisaje.

Foto3: Germán Fernández del centro poblado de Lejía, identificando su área de shapumba (J. Watanabe, 2017)

 

Para influir en la dirección correcta de la sucesión ecológica en las diversas áreas de uso identificadas como oportunidades de restauración, revisamos datos históricos de inventarios de vegetación en ecosistemas similares realizados en la zona de amortiguamiento del PNCAZ, establecimos un ecosistema de referencia y realizamos prospecciones en áreas con diversos procesos de sucesión, permitiéndonos identificar especies dinamogenéticas, preclimáticas y clímax, así como asociaciones vegetales en la sucesión ecológica. Dentro de las especies dinamogenéticas identificadas inicialmente tenemos: Aegiphyla sp. “ocuera blanca”, Vernonia patens “ocuera negra”, Trema micrantha “atadijo”, Solanum pseudolulo “lulo de monte”, Baccharis latifolia “chilca”, Cecropia peltata “cetico”, Cecropia sciadophylla “cetico”, Ochroma pyramidale “topa”, Urera baccifera “ishanga”, Urera minor “ishanga” y Aparisthmium cordatum “yanavarilla”.

Foto 4: Sesión de prospección en un área con sucesión ecológica secundaria, identificando especies dinamogenéticas en el caserío de San Juan (J. Watanabe, 2018)

 

El escenario de referencia, nos permite optimizar el potencial de especies y comunidades locales, para que la recuperación a través de diversas estrategias y métodos de restauración bien orientadas, permitan acelerar y continuar con la sucesión ecológica. Los resultados preliminares, arrojaron la dominancia de lauráceas, moráceas y euphorbiaceas. Dentro de las lauráceas, las especies representativas son las moenas como Nectandra cissiflora, N. cuspidata, N. dasystyla, Ocotea javitensis, O. aciphylla, O.  glomerata y O.  obovata. De las moráceas, sobresalen los árboles con látex como Couma macrocarpa “leche caspi”, Brosimum alicastrum “manchinga” y Clarisia racemosa “mashonaste”. Es importante la presencia de Hevea guianensis “shiringa”, Trattinnickia peruviana “caraña” y Pouteria torta “quina quina”. Además de la diversidad de palmeras como, Iriartella stenocarpa, Oenocarpus batau, Socratea exorrhiza y varias del género Geonoma.

 

Foto 5: Recolección de muestras durante el inventario de vegetación en el ecosistema de referencia en el bosque de protección del centro poblado de Lejía (J. Watanabe, 2018)

 

El Ministerio del Ambiente como punto focal del Convenio de Diversidad Biológica en el Perú apoya los objetivos planteados por el Proyecto Restauración Cordillera Azul, el cual contribuirá con la reducción de la vulnerabilidad e incremento de la resiliencia, generará medidas de adaptación y mitigación basadas en los ecosistemas; y sumado a la inclusión de los principales actores locales y regionales con sus saberes y experiencias, permitirá construir procesos de gestión integrados, sostenibles y escalables junto a las instituciones públicas y académicas involucradas.

En todas las etapas del proceso de restauración, generamos nuevos conocimientos y un continuo aprendizaje, que sumado a la atención en los cambios de las condiciones ecosistémicas y socio-económicas, nos permitirá ajustar la estrategia de intervención. Estamos seguros, que al crear las condiciones y ensamblar componentes naturales, estamos encaminados e iniciando la restauración ecológica de paisaje en las localidades de San Juan y Lejía, lo que permitirá generar beneficios significativos en la población, restableciendo las conexiones entre diversos espacios de vida, lo que facilitará la  polinización; incrementando la extensión de bosques conservados, asegurando el flujo de los procesos hidrológicos; y garantizando una mayor biodiversidad, para poner en marcha actividades económicas no maderables. Todo ello, permitirá tener ecosistemas socioecológicos más resilientes y con una mayor capacidad de lidiar con las presiones del cambio climático.

 

AUTHOR: iniciativabosques
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